jueves, 30 de octubre de 2014

Volver a Alfonsín

Lamentablemente me agarra este 30 de Octubre en plena fase de “lectura revisionista”. Esto no debiera ser algo para lamentar per-se sino fuera que el objeto de lectura es el proceso político que vivió nuestro país entre 1983 y 1989, y que no me va dar el tiempo para plasmar las muchas ideas y conclusiones a las pude arribar por estos días. Trataremos de hilvanar algunas ideas, pero sin prometer resultados fructíferos. Tampoco pretendo seguir escribiendo sin hacer, de entrada, la afirmación excluyente que motiva el escrito: Cada día que pasa me vuelvo más Alfonsinista.

Creo que ni siquiera al día de hoy podemos dimensionar lo que significó para Argentina que ese 30 de Octubre de 1983 haya resultado triunfador Raúl Alfonsín en lugar del Justicialista Ítalo Luder. Muchísimas cosas serías distintas de haber sido al revés. Porque hoy todos decimos, o podemos decir de manera muy trillada, que Alfonsín fue el padre de la democracia. Lo que no se escucha muy a menudo es que Alfonsín fue un buen padre de la democracia. Un padre que desde la impronta de su acción política, sumada a su impresionante capacidad de anticiparse a los hechos, supo conducir un proceso político que nos permitió como nación sentar cimientos firmes para abrir paso a una continuidad democrática que lleva 31 años, nos permitió empezar a creer que ese sistema -a pesar de lo perfectible- es el mejor sistema posible. El único, diría yo. Y lo hizo por sobre todas las cosas en tiempos en que hablar de Democracia no era solo hablar de elecciones o derechos políticos, sino que era hablar de la Guerra o la Paz, de la vida o la muerte.

Y también siento cierta envidia del alfonsinismo. Porque el alfonsinismo fue, quizá, el único gobierno Socialdemócrata auténtico y con todas las letras que ha tenido nuestro país en su historia. Condicionado por una infinidad de factores, y con muchos frentes abiertos al mismo tiempo, Raúl dejo un legado político en diferentes materias, en muchas de las cuales hoy podemos ver cierta continuidad en el gobierno kirchnerista. Porque convengamos: el kirchnerismo tiene mucho mas de '83 que de '73 aunque desde ambas trincheras lo nieguen, y haciendo siempre la salvedad de que la gestión alfonsinista podrá ser ampliamente criticada por su abrupto final, pero jamás por estar empapada permanentemente por sospechas de corrupción.

Pero entiendo que quienes somos y pertenecemos al socialismo no tenemos porqué ponernos colorados si nos sentimos seducidos por lo que fue el alfonsinismo histórico, porque no hay ninguna casualidad en eso. No podemos negar el emparentamiento ideológico, político y metodológico con ese primer gobierno democrático post dictadura. Porque es así como vamos a entender, por ejemplo, que el Partido Socialista haya acompañado la Ley de Servicios Audiovisuales, la estatización de los fondos de las Afjp y el rol otorgado al Banco Nacional de Datos Genéticos, tres proyectos de Alfonsín. Y sin dejar de mencionar la estrecha relación entre Raúl y el maestro Guillermo Estevez Boero (quién fue el puente y articulador fundamental para el incorporación de la UCR a la Segunda Internacional), o la convocatoria para que fomaran parte de su gobierno a los compañeros Alfredo Bravo y Héctor Polino.

Tampoco podemos dejar de hacer un mea culpa cuando el Alfonsinimo histórico y el Kirchnerismo, hoy, nos corren por izquierda. Erramos profundamente si el PS en el afán de seducir a cierto electorado comienza a emitir definiciones o conceptos alejados del núcleo ideológico socialdemócrata, ese que nos pertenece y acobija. Y después de haber escuchado muchas declaraciones que no fueron de mi agrado, me parece válido remarcar el error de estratégia que -como partido- cometeremos si abandonamos la vocación de representar el voto progresista, y el voto de las mayorias nacionales. Parafraseando al gran Raúl: Si la sociedad se hubiese derechizado, lo que el PS debe hacer en todo caso es prepararse para perder elecciones, pero nunca para hacerse conservador.

A ver, supongamos que armamos un juego de comparaciones (que ya sabemos que siempre son odiosas, pero que en materia política son inevitables) entre lo que hizo Raúl, las medidas del gobierno kirchnerista, y algunas declaraciones de las principales referencias del Partido Socialista. Y -porqué no- jugar con lo que hubieran podido ser algunos posicionamientos hipotéticos a capricho de quien suscribe esta nota. Como el alfonsinismo tuvo como una de sus virtudes ser “un llavero” que abrió puertas -muchas de las cuales hoy siguen teniendo vigencia- vayamos tomando algunos ejes para comenzar el juego, por ejemplo:

1) La integración regional: podemos ver en la UNASUR una continuidad del impulso otorgado en los años ochenta a la integración comercial con Brasil, antesala de la creación del Mercosur. Con la llegada de UNASUR se debatió fuertemente la participación de Venezuela, nación que por sus recursos naturales se ha vuelto estratégica. Venezuela, desde la llegada del Chavismo, ha tenido un crecimiento en su gravitación geopolítica. Estoy convencido de que Raúl, ante la pregunta incómoda de algún cronista que hubiese querido hacerle pisar el palito, nunca hubiese dicho que de ser Venezolano hubiese votado por Maduro. Pero seguramente jamas hubiese dicho tampoco que hubiese votado por Capriles.

2) La ampliación de derechos civiles: La leyes de Matrimonio Igualitario y posteriormente de Identidad de Género hubieran sido impensables sin los avances en materia de patria potestad compartida, el divorcio vincular y la equiparación entre los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio. Lamentablemente, la despenalización del aborto sigue siendo una deuda de la democracia, sobre este tema las apariciones de la mayor referencia del socialismo a nivel nacional, el compañero Hermes Binner, me han dejado preocupado. Nobleza obliga salvó la ropa con su posicionamiento sobre el consumo personal (http://www.ellitoral.com/index.php/id_um/105564-binner-hay-algunas-sustancias-pueden-ser-despenalizadas-para-el-consumo).

3) Las Relaciones Internacionales: El rechazo a las “relaciones carnales” con EE.UU. y el establecimiento de una relación bilateral con menos sumisión y más dignidad reconocería sus antecedentes en la gestión de Alfonsín, basta recordar el reclamo a EE.UU. por el bloqueo a Cuba, (siendo Raúl el primer presidente latinoamericano electo por su pueblo que visitó la Isla) o la oposición a la intervención militar de los “contras” en Nicaragua. Hoy, en plena disputa por los fondos buitres, hubo declaraciones de referentes del PS que salieron a pedir “mayor respeto por la primer economía del mundo”.

4) Otros items: En el terreno de los derechos humanos sería muy difícil mantener viva la memoria histórica del terrorismo de Estado, o los actuales juicios y condenas a genocidas que se estan dando a lo largo y ancho del país, si no hubieran existido la Conadep, el Nunca Más, y juicio a las juntas. Alfonsín también entró en conflicto con la oligarquía agropecuaria (a mi entender la pieza oratoria de la Rural es uno de los discursos mas emocionantes que jamas haya visto, al punto de erizarme la piel cada vez que lo reproduzco en YouTube); también durante el gobierno de Alfonsín se empezó a destapar la historia siniestra de Papel Prensa ya que también tuvo un fuerte enfrentamiento con el Grupo Clarin (motivado por fundamentos bastantes mas genuinos que los del kirchnerismo) y hasta supo identificar en algún discurso a “la derecha” como el obstáculo de las transformaciones en favor de las mayorías populares. Nosotros, hoy, decimos que creemos en la mano invisible del mercado, y somos ambivalentes a la hora de dar definiciones sobre una posible alianza con el PRO.

En fin, seguramente es injusto y caprichoso el juego de comparaciones que intenté configurar en párrafos previos. Pero también son un intento de provocación. Un intento de provocación a esa militancia del PS que poco a poco ha empezado a naturalizar ciertos conceptos y a perder capacidad de asombro cuando le toca, desde los medios de comunicación, escuchar definiciones que le hacen ruido. El socialismo debe recuperar la senda de la socialdemocracia, sustentada en los hechos (donde tenemos mucho de bueno para mostrar) pero también en los dichos. No sirve citar como loros los ejemplos frentistas del FA Uruguayo y la CONCERTACION Chilena, si a la hora de que tenemos un micrófono en frente emitimos definiciones que apuntan a debatirle el electorado a Massa, Macri y Scioli.

Al kirchnerismo hay que criticarlo fuertemente por las cosas que hace mal (que son muchas, y que son las que terminaron por configurar un hartazgo social importante), pero no por las que hace bien. El año que viene se cumplirán doce años de gobierno kirchnerista y vemos como, a pesar de que hayan tomado una senda histórica que conjugó la mística militante de los 70' con una parte de la agenda reciclada de los 80', LA DECADA GANADA no logró sacar al país de la pobreza, ni achicar la terrible brecha de desigualdad, ni cambiar la matriz productiva de manera que pueda permitirnos tener otra perspectiva a futuro. Al día de hoy, tampoco parecieran estar tomando nota de esto, ni empezando a transitar un camino de definiciones en este sentido.

Creo que una agenda socialdemócrata, progresista y de izquierda no debería perder de vista esto. Y ya se hicieron las 13:58 hs. de este jueves 30 de octubre, y llevo dos horas escribiendo lo que pensaba iban a ser algunas palabras deshilachadas. Parece que había cosas para decir. Espero no haber enojado a nadie con lo expuesto en esta columna. La idea fue intentar retomar algunos aspectos del alfonsinismo histórico, pero porque con Raúl Alfonsín se puede apreciar algo que es clave en política: Eso de que cuando se quiere se puede. En política todo es posible, gente, solo es cuestión de voluntad.



@JoaquinitoAzcu

Santa Fe, 30 de octubre de 2014

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